APRENDIZ

Aún después de varios meses de vivir allí, el bosque seguía siendo un misterio para Orielle. Su Maestra le dio órdenes muy específicas; la planta debía ser recolectada al atardecer ¨con el sol muriendo en el cielo, pero vivo¨ fueron sus palabras exactas. Mientras avanzaba iba recordando lo que sabía: era una planta conífera sin bayas, y el ingrediente clave para un ungüento para las quemaduras graves.

Orielle no se animó a preguntarle más, tal era el temor reverencial que su Maestra le inspiraba. Esperaba que, por algún motivo que escapaba a la razón, el bosque le diera una solución.

El sol se ponía, debía apurarse o fracasar en el pedido. De pronto algo distinto llamó su atención, algo que no había visto antes en todos esos meses. Ignoraba si esa era la planta para el ungüento. Pero lo que pasaba alrededor de ella le pareció ser signo suficiente.

¨Me arriesgaré¨ pensó mientras sentía cosquillas en los dedos ¨Los magos antes que nada aprendemos del error¨.