LA PINTURA

Ignacio Porto
3 min readSep 12, 2019

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-¿Estás seguro que es ésta?

-Si, es ésta.

-¿La que no ganó?

-Exacto.

-La pintura que por PRIMERA VEZ desde que existe el concurso de arte se le otorgó el último lugar, ¿es ésta?

-Ésta misma.

-Debe haber sido por el tema. El castillo de afuera así, tan despojado de pompa y tan poca cosa seguro no le gustó a Su Majestad. La composición está perfecta, la paleta. Me atrevo a decir que hasta las pinceladas, si se las mira a fondo y de cerca.

-La simpleza de la composición y del castillo no son los motivos por los que no está en Palacio.

-¿Entonces?

-Si bien el Rey es, ante todo, un bromista; y ver retratado tan modesto a su palacio le hubiera causado gracia al punto que, me atrevo a decir, la hubiera nombrado ganadora a la pintura. No, el problema es quien aparece en ella.

- ¿La sombra esa?, debe ser algún campesino sin nombre. Uno es igual a otro, intecambiables. O algún antepasado de dudoso honor. Algo así.

-No es un campesino, ni un abuelo ni un tío. es una viajera. LA viajera. El título de la obra es “Arai llega a Perlimbin”.

-Algo me enteré cuando estaba de viaje. La que busca no sé qué volador ¿no? Bueno, no importa, decime el precio que me la llevo. Si el Rey Arlequín la desprecia tanto, seguro cuando la revenda me la sacan de las manos.

-Cien mil dinares.

-¡Con eso me compro al pintor que la hizo y al castillo que aparece en el cuadro!

-Te avisé, cuando te invité a que la vieras, que no estaba en venta.

-¿Y porqué es eso?

-Porque al rey se le rompió el amor.

-¡Cuánto dramatismo! ¿Porque aparece una trotamundos que nadie recuerda? ¡Por favor!

-Esa pequeñita silueta representa a Arai la aventurera. La que hacía reír y pensar por igual al rey, quien nos contaba historias de sueños y pasión. La que recorrió el desierto de vidrio y vió al coloso caído. Arai, la viajera. La que no se quedó.

-Comprendo. Nadie que haya vivido en serio la vida se salvó de eso. Disculpame que siga sin entenderte. Nos conocemos hace décadas, siempre nos ayudamos mutuamente en nuestros respectivos menesteres. Si no me la vas a vender ¿para qué me invitaste?

-Sos viajante y decís que te conocen en todas las ciudades del mundo.

- Todas las ciudades que valen algo, sí.

-Necesito pedirte este favor, que cuando las recorras hagas correr la voz a los cuatro vientos de un mensaje.

-¿Y cuál es?

-Que el rey tiene roto el amor, pero no el recuerdo y ningún corazón salió ileso. Que los caminos son para irse y también para volver.

- Lindas palabras. No te hacía una persona romántica en absoluto. ¿Y lo del recuerdo?

-En las largas noches de invierno, cuando estoy en soledad, a veces me da miedo la oscuridad. ¿Sabés lo que hago?

-No.

-Pienso en la luz del sol. Uno puede sobrevivir gracias a un recuerdo.

-Comprendo. Tenés mi palabra de que haré todo lo que esté a mi alcance para que el mensaje viaje mucho más lejos que yo. Pero ¿porqué la guardás?

-Porque cuando ella vuelva, va a ser la primer pintura que él le quiera regalar.-dijo y sonrió.

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Written by Ignacio Porto

Cuentacuentos. Guionista. Amante de las historietas.

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