Microcuento 9
Nov 5, 2024
La esfinge lo miraba hambrienta, el mago para sobrevivir tendría que alimentarla de paradojas. Le contó de un ángulo cóncavo y convexo a la vez. La Esfinge dio un paso.
De su bolsillo sacó una criatura que estaba viva y muerta. Otro paso. Sentía el olor a león y a misterio envolviéndolo. La Esfinge habló. Le hizo una pregunta al oído. El mago contestó sí y no.
La sonrisa estaba llena de dientes.